El primer concierto de mi vida que disfruto
Y la historia de porqué le canto a la confianza
Toda mi vida he sentido mucho miedo ante lo impredescible del futuro. Incluso en el momento en que pasé por mi primera noche oscura a mediados de mis 20s, no entendía la otra gente como podía funcionar en un mundo tan incierto. Yo me sentía absolutamente paralizada.
Indagando en mi historia perinatal, me di cuenta que durante todo mi embarazo mi mamá sintió un miedo inmenso al futuro que nos esperaba juntas. Ella y mi papá no eran pareja cuando me concibieron y aunque mi papá estuvo muy presente durante todo el embarazo, ella no tenía la certeza si iban a formar una familia o si terminaria siendo una madre soltera, dejarme al cuidado de mi abuela a los 3 meses y regresar al trabajo y poder ver por las dos.
Siempre he sentido un impulso fuerte a salirme de la norma y a la vez un miedo profundo a hacerlo y cargar con las consecuencias que eso trae de ser excluida o de no ser comprendida. Siempre me he sentido con un pie en el horizonte y el otro encadenado a lo conocido.
El miedo a sido mi compañero de aventuras, desde renunciar a mi carrera como abogada, empezar a componer mis propias canciones, decidir formarme como terapeuta, dar a luz a mis hijos en casa hasta decidir hacer el concierto de arrullos que hice hace un par de semanas. Todo el tiempo he tenido que caminar con él de la mano.
Hace 10 años hice mi primer concierto como cantautora. Si bien había hecho muchos conciertos antes, ese era el primero en el que cantaba mis propias canciones.
Alguna vez escuché una entrevista a Juana Molina, una de mis cantantes y compositoras favoritas, que los 10 primeros años en los que hizo conciertos le sabian a mierda, los sufría y no los disfrutaba en absoluto.
Viendo mi caminar artístico ahora en perspectiva, siento algo similar. Había algo en mi que no lograba entregarse por completo a la experiencia, todo el tiempo me sentía controlando que hasta el mas mínimo detalle saliera como lo había planeado y cuando no sucedía me era muy difícil soltar y mucho menos verlo como una oportunidad.
Las capas de piel que he mudado estos últimos años hicieron posible que el sábado por primera vez en mi vida hiciera un concierto improvisado. Había unas estructuras muy básicas planeadas pero la mayor parte del concierto sucedió ahí como algo único y al servicio del momento. También es el primer concierto en el que integro otros saberes que me nutren desde hace mas de 10 años como el movimiento somático, el automasaje y el yoga.
Sin lugar a duda ha sido el primer concierto de mi vida que disfruto desde su planeación hasta su ejecución, en el que me entrego por completo y en el que la voz me sale desde el útero en el que hoy gesto mi tercer hijo. 10 años de camino me tomó llegar a hacer el concierto en el que estuviste el sábado.



Confiar en la vida no ha sido nada fácil, seguir mi deseo con miedo y todo se ha sentido muchas veces como una sentencia de muerte. Sin embargo es precisamente por las grietas que entra la luz y las heridas portales a la medicina que venimos a compartirle al mundo.
Por esta razón en las canciones de “Crecer en el Agua” el hilo conductor que las une es la confianza en la vida y en nosotros mismos como portadores de esa fuerza divina y el objetivo final del concierto de arrullos, que todos los asistentes pudieran sentir en su cuerpo esa confianza y descansar.


El 2 de agosto todas las canciones de “Crecer en el Agua” van a estar disponibles para que puedas escucharlas en plataformas. Por lo pronto queda una canción por mostrarte en primicia. Se llama Cometa y es perfecta para contarte la historia de la llegada de este tercer bebé.
Gracias especiales a Emiliana Rincon @emirzmg por registrar con sus fotos este concierto
Con amor
Felisa